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¿Qué es el Síndrome Post-aborto?

Entre los Trastornos de Estrés Post-Traumático (PTSD) que afectan a las víctimas de atentados terroristas, de desastres naturales y a excombatientes de guerra, hay uno que afecta a millones y millones de personas, en su mayoría mujeres*: es el Síndrome Post-aborto (SPA). Recibe su nombre del Síndrome Post-Vietnam, el primer tipo de PTSD estudiado, por la similitud de los síntomas y su intensidad, con el agravante añadido del silencio y la marginación que rodea a la patología resultante de un aborto provocado. A pesar de los numerosos estudios realizados en todo el mundo y del hecho de que este Síndrome Post-aborto figura en los manuales de medicina y psicología de muchas universidades, una pesada cortina de silencio cubre todo lo relacionado con el aborto, especialmente en España.


Se calcula en 60 millones los abortos realizados anualmente en el mundo, de los cuales más de 700.000 se practicaron en España desde su despenalización en 1985. Por ello, la magnitud de este trauma post-aborto adquiere las características de una epidemia mundial. Pero veamos cuales son los síntomas del SPA.

Depresión, hostilidad e inestabilidad emocional

La Asociación Norteamericana de Psiquiatría, ya en los años 80, identificaba la depresión, la hostilidad, el desinterés y aislamiento, las imágenes recurrentes, el insomnio y pesadillas, y la incapacidad de expresar sentimientos como secuelas psicológicas del aborto. Otros estudios muestran un alto índice de intentos suicidas, de alcoholismo, bulimia y anorexia, frigidez y disfunciones sexuales, ruptura de relaciones de pareja (un 70%), de maltrato doméstico y autolesiones, de incapacidad de concentración, agotamiento y nerviosismo, crisis histéricas y agresividad. La Universidad de Baltimore (EE.UU.) descubrió que un 64% de las mujeres que habían abortado fueron posteriormente ingresadas en hospitales psiquiátricos, y la Real Academia de Obstetricia de Inglaterra anunció que el 59% de las madres (pues aunque aborte, la mujer sigue sintiéndose "madre") tienen probabilidades de padecer problemas psiquiátricos graves y permanentes después de un aborto.

Una reacción también frecuente es tratar de olvidar la experiencia o negarla, tratando de reprimir el dolor que ha causado. La Dra. Wanda Franz, de la Universidad de West Virginia, afirma que ello crea un gran desajuste que lleva a un descontrol emocional en situaciones como ver a un niño jugar, oír el sonido de una aspiradora, un miedo irracional a los médicos, etc. Otro foco traumático después de un aborto es la relación de la pareja. Dado que algunos de los síntomas del SPA son la frigidez, la esterilidad y la inadaptación sexual, hay un alto índice de rupturas matrimoniales y de pareja tras un aborto. El Dr. Milling halló que el 70% de las parejas de rompen en el año siguiente a un aborto. Y no sólo la pareja, sino la familia entera sufre las consecuencias de la violencia intrínseca al aborto, en forma de malos tratos, también a los hijos. El Dr. Ney (1979) descubrió que el aborto aumenta el maltrato infantil al disminuir el autocontrol instintivo natural y como resultado de la hostilidad y agresividad sintomática del Síndrome P-A. Y en última instancia, es la sociedad entera la que se ve afectada por las secuelas del aborto de numerosas formas. 

Hasta el momento no existen en España estudios sobre este Síndrome, salvo el informe de 1993 de la Asociación Española de Neuropsiquiatría titulado "Mujer y salud mental" que señalaba como rasgos de las mujeres que abortan más de una vez la inmadurez, la inestabilidad emocional, la sexualidad pasiva y dependiente, la aversión a los métodos anticonceptivos, los problemas de pareja, conflictos con los padres, mala auto imagen, vivencias negativas o traumáticas, y tendencia y rasgos de personalidad patológica: esquizofrenia, paranoia y psicopatía. Confrontando los datos oficiales, el 25% de las mujeres que abortan cada año ya han abortado previamente. Según la OMS, “las mujeres con alguna señal indicativa de trastorno emocional corren mayor riesgo de graves desajustes mentales después del aborto, y más si tienen enfermedad psiquiátrica previa. Cuanto más grave sea el diagnóstico psiquiátrico, más perjudicial es para ella el aborto.


El estudio epidemiológico más completo data de 1997, y fue realizado sobre una muestra de 9.129 mujeres tomada de la base de datos nacional de Finlandia, financiado por el Centro de Investigaciones y Desarrollo para el Bienestar y la Salud de dicho país. Esta investigación eliminó el posible sesgo de anteriores estudios basados en entrevistas, realizando un estudio objetivo de los certificados de defunción de mujeres en edad reproductiva entre los años 1987 y 1994 que habían abortado en el año anterior a su muerte. El estudio reveló que, las mujeres que habían abortado, en comparación con las que habían llevado su embarazo a término, tuvieron 60 veces más muertes por causas naturales (enfermedad), 7 veces más suicidios, 4 veces más muertes por accidentes y 14 veces más muertes por homicidios. Las conclusiones indican que las mujeres que abortan tienen 4 veces más probabilidades de morir al año siguiente que las que tienen a sus hijos. Además, las mujeres que dieron a luz tuvieron 50% menos probabilidad de morir que las que no tuvieron hijos. Este estudio confirma que el aborto es mucho más peligroso que llevar a término un embarazo, aunque este no sea deseado.

Los defensores del aborto reconocen la existencia el Síndrome

Son numerosos los estudios en todo el mundo (Canadá, EEUU, Austria, Inglaterra, Francia, Finlandia…) que demuestran la existencia y gravedad de este Síndrome, que sin embargo, se mantiene oculto por los medios de comunicación y los centros médicos oficiales de países como España. Tan claros son los resultados de estos estudios que hasta la organización mundial de control de la población (los que promocionan el aborto), la Planned Parenthood Federation (en España Federación de Planificación Familiar) los ha confirmado en su documento titulado “Plan Trienal y Programa de Objetivos a Largo Plazo, 1990-1993”. Dice así: “Una serie de estudios y encuestas de los opositores al aborto han mostrado que la incidencia del trauma post-aborto para clientes de abortos quirúrgicos puede llegar a alcanzar a un 91% de los casos. Algunos informes recientes del Instituto Alan Guttmacher (su organización investigadora afiliada) que no han sido publicados, indican que el alcance del problema puede haber sido correctamente calculado en dichos estudios…” (pg. 29). También la organización feminista Movimiento Manuela Ramos y el Consejo de la Población (agencia de la ONU que promueve el aborto en el Tercer Mundo) reconocieron los trastornos psicológicos derivados del aborto voluntario en su libro de 1993 titulado Desde las Mujeres. Visiones del aborto. Nexos entre sexualidad, anticoncepción y aborto donde aparecen varios testimonios de mujeres que los padecían.

Igualmente claro era el folleto de la londinense “Clínica de la Mujer” que ofrece terapia post-aborto: “Después del aborto, algunas mujeres sienten una sensación de pérdida que puede experimentarse como tristeza o puede ser enmascarada por otras sensaciones como aletargamiento, vacío, falsa euforia, hiperactividad, depresión generalizada y difusa, dificultades en las relaciones sexuales u otras, e ira”. En Estados Unidos también manifiestan los mismos síntomas las mujeres que han abortado y que forman la Asociación WEBA (Mujeres explotadas por el aborto), que recientemente han creado la plataforma internacional “Silent No More” (“No más silencio”) con la página web www.helpafterabortion.com, y en España: www.nomassilencio.com. En países como Holanda, donde el aborto es legal, se han tomado medidas para controlar los efectos del Síndrome Post-aborto. En los centros de salud, uno de los criterios de selección de enfermeras es que no hayan intervenido en abortos ni se hayan provocado uno, pues consideran que el trauma emocional resultante sería incompatible con su trabajo.

            

* El SPA también puede darse en hombres y familiares de la mujer que aborta (padres e hijos) y en quienes la ayudaron a abortar, incluyendo el personal de las clínicas abortistas.

¿Por qué se diagnostica menos que lo que se debería?

Por el Dr. Pablo Verdier, Psiquiatra

Según mi experiencia, la mayoría de las pacientes que se han practicado abortos son solteras y jóvenes. El SPA no está influenciado por factores culturales, sino por la naturaleza femenina, que es similar en todas las mujeres independientemente de su religión, nacionalidad o posición social. En mis pacientes he visto síntomas típicos del SPA tales como culpa, recuerdos del pasado, pesadillas, depresiones, angustia, intentos suicidas y ruptura de relaciones.

Como sabemos todos los doctores, ningún médico puede diagnosticar una enfermedad que no conozca. Así sucede con la mayoría de mis colegas. No se conoce el Síndrome Post Aborto (SPA) entre los psiquiatras y psicólogos del Uruguay o de Latinoamérica en general, precisamente porque nadie lo ha enseñado en la universidad.

Una segunda razón por la que no se oye hablar del síndrome post aborto, es porque los libros que utilizan los estudiantes en Latinoamérica son traducciones de ediciones norteamericanas, y al estudiarlos no se encuentra ninguna mención de las consecuencias del aborto. Como en lo que concierne a la ciencia, lo que llega de los EE.UU. es "la última palabra", y como ni siquiera se menciona el SPA en las ediciones norteamericanas, significa para la mentalidad latinoamericana que éste realmente no existe.

La negación por la paciente de las implicaciones del aborto en los trastornos emocionales o psicológicos que sufre es quizás otro de los factores que hace tan difícil que un médico no informado diagnostique el SPA. Es por ello que, tras someterse a la psicoterapia del síndrome post aborto, es la mujer la primera sorprendida; casi todas mis pacientes me dijeron que nunca se habían imaginado el tormento emocional y la cantidad de angustia que inconscientemente negaban; ellas descubrieron el verdadero daño psicológico que produce el aborto.

Por otro lado he comprobado que las mujeres que tienen trastornos de la personalidad se practican más abortos. Quizás sea éste el tercer motivo por el cual el SPA ha tardado tanto en llegar a ser reconocido como una enfermedad en sí misma. El aborto parece ser uno más de los sucesos disfuncionales en la vida de las pacientes que padecen trastornos de personalidad. Se podría decir, entonces, que el aborto sería un síntoma más (si se le toma en cuenta), de todo el desajuste mental.

Criterios para diferenciarlo de un trastorno de la personalidad

Por esta razón me gustaría sugerir ciertos criterios que ayudarán a establecer la diferencia entre una mujer que antes del aborto era psicológicamente normal, y otra que ya sufría un trastorno de la personalidad. Es importante hacer esta distinción porque es preciso saber cuándo derivar a una mujer a un psiquiatra o psicólogo, y cuándo le puede ayudar una persona que no es un profesional de la medicina.

Brevemente podemos decir, que la vida de una persona que tiene un trastorno de la personalidad está llena de sucesos que muestran desajustes. Además del aborto, otros comportamientos disfuncionales podrían ser: intentos de suicidio, frecuentes cambios de trabajo, imposibilidad de mantener relaciones íntimas normales, promiscuidad sexual, alcoholismo y otros tipos de adicciones, agresividad hacia sí mismo y hacia los demás, problemas con las autoridades y muchos más. Cuando aparece este tipo de cuadro, la persona que aconseja a la mujer que abortó podrá discernir en una o dos sesiones, que ésta lleva una vida inestable. La función del consejero es entonces, referir a la paciente a un profesional para que trate su trastorno mental.

Sin embargo, un factor que complica el proceso para referirla al profesional es que probablemente el profesional no sea consciente o no quiera aceptar el hecho de que el aborto agrava el trastorno mental existente, y si no se trata el dolor que el aborto produce, la cura del trastorno mental es imposible. Para resolver esto, el consejero debe intentar influenciar al profesional competente pero no informado, a través del diálogo y utilizando materiales educativos. Debe ayudarle a comprender lo psicológicamente dañino que es el aborto.
 

La psicoterapia ayuda, pero no lo es todo
 

El último punto en este informe se relaciona con la terapia. La terapia cognitiva y la de visualización dirigida han demostrado ser técnicas terapéuticas muy útiles. Pero la psicoterapia, por sí sola, no puede llenar todos los requisitos del paciente que está sufriendo. Como me dijo una paciente al llegar al final de su tratamiento, "la psicoterapia me dio claridad de ideas, la confesión me trajo la paz". La psicoterapia y la confesión, ambas son necesarias pero diferentes, cada una tiene su propio lugar.

Nota: Tomado del artículo "El aborto y síndrome post aborto en el Uruguay". El Dr. Verdier, Psiquiatra en práctica privada, trabaja con el Centro Nacional de Planificación Natural de la Familia en Montevideo y es consejero del programa post aborto. Este artículo se basó en una ponencia presentada por el Dr. Verdier, en el congreso nacional sobre post aborto, celebrado en Milwaukee, Wisconsin junio de 1992.

Fuente: www.vidahumana.org​​​​​​​​​

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